miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ochenta y siete


"La conciencia vale por mil testigos."
(Quintiliano)

foto: anochece en la Cerdanya

Azores












Pese a que Sao Miguel es la más turística de las islas que comprenden el archipiélago de las Azores, aún es posible saborear un destino poco tocado por las masas, especialmente si viajamos en temporada baja. Aquí no hay playas paradisíacas ni grandes infraestructuras hoteleras. Nada de eso. La naturaleza volcánica es la principal protagonista, al igual que el encrespado mar, que acosa con ímpetu a pequeños pueblos marineros diseminados aquí y allá.
Con 30.000 habitantes, Ponta Delgada es la principal ciudad de las Azores, pero aún así y todo se presenta como una urbe sosegada y poco ruidosa, a excepción de algunos turistas del norte de Europa que vienen hasta aquí para emborracharse a buen precio. Posee un agradable paseo marítimo, cuidadas iglesias, jardines botánicos y calles adoquinadas donde se mezcla el basalto y la caliza. Se trata de un excelente campo base para descubrir la isla.
Desde luego el número uno de las excursiones se halla en Sete Cidades, en el impresionante cráter que sirve de reclamo principal de las islas. Las lagunas Verde y Azul se asientan en el fondo de esta depresión volcánica, partiendo desde aquí numerosas rutas hacia lo alto de las montañas e incluso hacia la costa a través de un túnel para caminantes de 1.200 metros de longitud. Bosques de laurisilva, helechos y hortensias son una constante en todos los senderos.
Otro itinerario a pie de interés es el que va de Ginetés a Mosteiros, en la costa noroccidental, muy recomendable para los entusiastas de los litorales rotos por los temporales: acantilados, islotes y miradores donde el viento sopla con fuerza nos iremos encontrando en el largo recorrido, para finalizar en las playas de guijarros de Mosteiros. Para concluir, nada mejor que zamparse un pulpo en alguno de los restaurantes caseros de la citada población.