miércoles, 14 de enero de 2015

Ciento nueve

"El afán de poder y de dominar es patrimonio de las mentes enfermas. Surge de un complejo de inferioridad".
(Rajneesh Chandra Mohan)

foto: estampa típica (Oporto)

Perú (I bis)

Llegamos a Arequipa, en el sur de Perú, a primera hora de la mañana tras viajar toda la noche en bus desde Lima. Partimos de una región desértica a orillas del mar y arribamos a un territorio igual de yermo y seco pero con la diferencia que ahora nos encontramos en las sierras interiores y rodeados por altivos volcanes que sobrepasan los cinco mil metros de altura.
   Nuestra intención era hacer una escala de un par de días en Arequipa y luego marchar a la zona del Titicaca, situada a mayor altitud, con la intención de aclimatarnos y luego dedicarnos a ascender los mencionados volcanes. Todo esto en la teoría, porque en la práctica, una vez que habíamos conseguido una perfecta aclimatación, los planes se nos irían al traste por el prolongado mal tiempo que día sí, día también, tuvimos que soportar debido a que la estación de lluvias se había avanzado contra todo pronóstico. Nuestro gozo en un pozo. Otra vez será...
   Pero ello no quita que la estancia en Arequipa fuese provechosa e interesante. La ciudad colonial gira en torno a la ajardinada plaza de Armas y la hermosa y monumental catedral del siglo XVII, en una sucesión de innumerables edificios barroco-mestizos de piedra blanca. El monasterio de Santa Catalina, ubicado en pleno casco antiguo, es una visita indispensable que no puede pasarse por alto. Allí se puede estar unas cuantas horas deambulando por las estancias que habían pertenecido a las monjas de clausura. El recinto tiene nada menos que 20.000 metros cuadrados, lo que ya da una idea de lo desproporcionado del lugar. De hecho, se trata de una especie de ciudadela con calles, patios, fuentes y claustros.
   Además del museo que alberga a la famosa momia Juanita, cuyos restos fueron encontrados en el nevado Ampato, a más de seis mil metros de altura, existen diferentes iglesias y casas de estilo barroco que nos harán retroceder en el tiempo. Arequipa, con su casco antiguo declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad, dejará un agradable recuerdo en todo viajero.