miércoles, 3 de junio de 2015

Ciento once

"Decídete a hacer algo que tendrá consecuencias eternas",
(Elder Richard G. Scott)

foto: listos para partir (El Prat)

Altos Tatras (II)

Cuando se piensa en Polonia suele venir a la imaginación un territorio eminentemente llano, sin apenas un relieve destacado, monótono podría decirse. En parte es cierto, sin embargo el sur del país, desde la frontera con la República Checa hasta el límite con Ucrania, es muy montañoso gracias a los Sudetes y los Altos Tatras. Este último macizo, perteneciente a la cordillera de los Cárpatos, es el motivo de nuestra visita.
   Para todo aquel que disfrute con los paisajes alpinos en un entorno no demasiado convencional, los Altos Tatras ofrecerán todo aquello que se espera de la alta montaña: cumbres escarpadas, bosques de coníferas, clima severo, grandes mamíferos, lagos por doquier, senderos vertiginosos... Las opciones de coronar cimas son muy nomerosas y, aunque las alturas son relativamente modestas, siempre habrá que estar muy atentos de la previsión meteorológica, ya que la zona queda muy influenciada por los frentes fríos provenientes de Siberia. 
   Una sola visita a la región queda corta, a menos que el interesado pase una larga estancia en el lugar. En nuestro caso, diez días sólo sirvieron para hacernos una pequeña idea de las muchas posibilidades que brinda uno de los parques nacionales más espectaculares de Polonia, motivo por el cual no descartamos un segundo viaje. Nunca se sabe.