miércoles, 19 de agosto de 2015

Ciento doce

"Abrid escuelas y se cerrarán cárceles"
(Concepción Arenal)

Foto: en la cresta d´Arial (Andorra)

Altos Tatras (I)

Una sucesión de montañas se perfila en la distancia tras los ventanales del autobús regional. Hacia ellas nos dirigimos con la ilusión de saber que a partir de mañana, si el tiempo lo permite, ascenderemos esas cumbres de las que escasamente se habla en nuestro país. Tal vez sea por cuestión de modas que los Cárpatos pasen desapercibidos para el público español, cosa incomprensible si tenemos en cuenta los hermosos paisajes alpinos de esa cordillera y que países como Polonia o Rumanía son económicos y fácilmente accesibles.
   Durante los próximos días Zakopane será nuestro campo base, una bonita ciudad convertida en centro turístico desde el siglo XIX, época en que comenzaron a llegar los primeros artistas e intelectuales para pasar sus vacaciones. Fue a finales de ese siglo cuando surgió el estilo Witkiewicz, arquitecto que dio lugar a las primeras mansiones construidas en madera y que embellecen notablemente todo el casco urbano.
   No faltan ni museos interesantes ni comercios por doquier, también encontraremos numerosos restaurantes y negocios dedicados al equipamiento de montaña, no en vano se respira un ambiente alpinístico formado exclusivamente por polacos. Por extraño que parezca, al menos durante el otoño, el turismo extranjero brilla por su ausencia. El funicular que asciende al monte Gubalowka es una buena introducción para descubrir las montañas de los alrededores; desde el mirador obtendremos una fantástica panorámica de la ciudad a nuestros pies y en el horizonte más cercano un macizo tan escarpado como sublime.