lunes, 4 de abril de 2016

Ciento dieciséis

"La confianza en uno mismo no puede basarse en ser aprobado por los demás".
(Mark Twight)

foto: Día de otoño (La Seu d´Urgell)

Croacia (I)

Si Zagreb bien merece un viaje por sí sólo, los alrededores de la capital no son menos interesantes. Así, encontramos Varazdin como mejor ejemplo de arquitectura barroca, con su restaurado casco antiguo y una imponente fortaleza medieval donde s
e ubica el Museo de la Ciudad. También es célebre la curiosa fortaleza triangular de Sisak, a orillas del río Sava y emplazada al sur de Zagreb. Samobor, enclavada a los pies de los montes homónimos, es una pintoresca localidad famosa por sus pasteles de crema y sus boscosos parajes. Esta pequeña y bien cuidada ciudad posee un casco urbano formado por edificaciones de dos plantas y fachadas de vivos colores, pasarelas sobre el arroyo Gradna, bucólicos parques, la espléndida plaza Tomislav como punto central y las ruinas de un castillo a las afueras.
   Pero sin lugar a dudas los montes Medvenica es lo más destacado que podemos encontrar sin apenas alejarnos del centro de Zagreb, al menos para todos aquellos amantes de los espacios naturales. Es suficiente con tomar un par de tranvías para desembocar en unas montañas cubiertas por bosques de hoja caduca en sus faldas y coníferas en las partes más elevadas, donde también vive una variada fauna incluyendo el oso pardo. Sljeme es el punto culminante de la sierra, que cuenta con una estación de esquí en su vertiente norte y varios refugios excelentemente acondicionados en las proximidades.
   Hay que advertir que no todos los senderos están bien señalizados y los hay que resultan confusos (no todos, por supuesto), por lo que conviene fijarse por dónde andamos ya que al discurrir entre masas boscosas no siempre se cuenta con puntos de referencia. En cualquier caso, Medvenica resulta fascinante como escenario natural, más aún si la nieve cubre sus laderas.