jueves, 16 de febrero de 2017

Ciento veintiuno

"Sigue tus sueños, ellos saben el camino".

(Anónimo)

FOTO: Hielo vertical (Andorra)

Cracovia (III)

No es por morbo, ni por recrearse con el horror ni tan siquiera por pura frivolidad. Toda visita a Auschwitz-Birkenau requiere de mucha sensibilidad y ganas de saber lo que aquí pasó para que nunca más vuelva a repetirse, pues desde tiempos inmemoriales es sabido que el hombre siempre tropieza dos veces en la misma piedra.
   Para la mayoría de gente el nombre de Oswiecim no le dirá absolutamente nada, pero si nombramos su versión germana de Auschwitz es posible que un escalofrío le recorra de pies a cabeza. Efectivamente, este campo de exterminio inaugurado en abril de 1940 y situado al oeste de Cracovia, fue en su momento una auténtica fabrica de la muerte, además de suministrar mano de obra esclava a las factorías vecinas que producían para el régimen nazi. Más de un millón de judíos, además de polacos y gitanos, fueron aniquilados en este lugar, principalmente en las cámaras de gas, motivo por el cual se construyeron posteriormente los campos de Birkenau y Monowitz. Hoy día se cree que el número de víctimas fue mucho mayor que el que presentan los datos oficiales.
   En cualquier caso, la visita a Auschwitz nos tendría que hacer reflexionar sobre la barbarie humana, no olvidar jamás los acontecimientos que aquí tuvieron lugar y tener siempre presente que la historia se repite.