miércoles, 27 de junio de 2018

Ciento veintiséis

"La vida comienza donde termina el miedo".

(Osho)


Foto:  apuntando al cielo (Serra Mitjana, Andorra)

Polonia (tercer viaje) (I)

No muy lejos de Poznan, al suroeste y perfectamente comunicado por vía férrea, se encuentra una zona natural de alto valor ecológico y que no es demasiado conocida más allá de las fronteras polacas. Me refiero al Parque Nacional Wielkopolska, de visita obligada para todo amante de los grandes espacios.
   Un manto compuesto por pinos y robles ocupa el 80% de un territorio protegido de 76 kilómetros cuadrados, donde los diferentes y hermosos lagos tienen un protagonismo destacado; a cuál más bello cuando las brumas otoñales acarician las plácidas aguas. Las pequeñas localidades de Puszczykowo y Mosina son la puerta
de entrada a estos solitarios bosques; entre semana no hay casi nadie y en invierno es un buen lugar para el esquí de fondo.
   No nos fue fácil encontrar un mapa detallado del lugar; visitamos un montón de librerías y encontramos planos de todos los parques nacionales del país menos del que nos interesaba. Finalmente dímos con la solución: el único lugar donde se vendía dicho mapa era en la Oficina de Información y Turismo de Poznan.
   Una vez con la importante cartografía en nuestras manos no tuvimos más que adentrarnos en esos bellos parajes, solitarios y silenciosos, envueltos en un aura de misterio (incluso vimos una serie de tumbas coronadas por crucifijos hechos con ramas de abedúl). Las caminatas fueron largas, sin apenas desniveles pero de muchas horas de duración, enlazando un lago con otro, y concluyendo en unos merenderos bien equipados donde saciar nuestros estómagos hambrientos.