lunes, 22 de febrero de 2010

Alsacia y Lorena










Viajando por el noreste de Francia uno llega a pensar que la vida en este lugar es apacible, sin sobresaltos y de calidad. Y de hecho así es. Sin embargo, en Alsacia y Lorena el drama se ha cebado demasiadas veces porque alemanes y franceses se han disputado el territorio, con más suerte en la actualidad para estos últimos. Las guerras trajeron la separación de familias, el pasar de una nacionalidad a otra por obligación, y evidentemente la penuria, el miedo y la muerte.
Hoy en día las jardineras con flores de vivos colores embellecen fachadas y calles; las numerosas casas de vigas entramadas son objeto de las cámaras de los turistas; las terrazas se llenan en verano; y, entre apuestos cisnes, centenares de visitantes navegan en barca en uno de tantos canales. Estrasburgo acoge a varias sedes de la Unión Europeo y, al igual que Colmar, posee un bonito y bien cuidado casco antiguo. Entre colinas alfombradas de verdes viñedos aparecen encantadores pueblecitos alsacianos, como Riquewihr y Ribeauvillé. En el norte, muy próximo al caudaloso Rin, se haya una larga colección de hermosas aldeas: Hatten y Hohwiller son un claro ejemplo. Más al oeste, ya en Lorena, Metz y Nancy rebosan de vida y dinamismo.
<>, pienso aún a sabiendas de que cuando abandonemos la placidez de unas villas medievales iremos en busca de un lugar terrorífico que bien puede resumir los avatares históricos de la región. Efectivamente, una serpenteante carretera se abre paso entre tupidos y misteriosos bosques. Nos encontramos en un punto apartado del macizo de los Vosgos, lejos de todo excepto de una cantera de granito, donde junto a ella los nazis construyeron el único campo de concentración de Francia. Alambres de espino, crematorios, una horca, torres de vigilancia, una cámara de gas, un cementerio y un monumento a los caídos recuerda que en estas tierras el horror se paseó a sus anchas.
Y también lo hizo durante la I Guerra Mundial y otras contiendas anteriores, siempre por ambiciones territoriales. Prueba de esas luchas se ponen de manifiesto constantemente, ya que no son difíciles de encontrar un sinnúmero de búnkers, algunos de ellos acondicionados para su visita, como la inmensa porción de la Línea Maginot de Schoenenbourg o la también fortificación subterránea de Lembach.
Pero la paz vuelve a reinar desde 1945 y Estrasburgo es un lugar de indiscutible referencia en Europa. Así mismo, Lorena y especialmente Alsacia atraen a miles de visitantes cada año, ya sea para seguir la "Ruta del Vino", para realizar excursiones en los Vosgos o para disfrutar de un amplio patrimonio cultural.

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