lunes, 15 de febrero de 2010

Isla Graciosa






Siguiendo los pasos del explorador normando Jean de Bethencour, que a las órdenes de Enrique III de Castilla conquistó en 1402 la Isla Graciosa, bordeamos por babor los abruptos riscos de Famara en una singladura breve y algo agitada. Estos salvajes farallones se prolongan mar adentro hasta culminar en la Punta Fariones, que como una aguzada proa se levanta detrás de un roque donde se halla un pequeño pero vital faro. No hay ninguna población ni rastro alguno del ser humano, sólo vertiginosas laderas que caen a El Río, el estrecho que separa Lanzarote de Isla Graciosa.
Y en esta isla de 29 kilómetros cuadrados desembarcamos, concretamente en Caleta del Sebo. Hay una diminuta flota pesquera amarrada a puerto, casitas blancas de una sola planta, calles sin asfaltar, algunas tabernas y jóvenes vendiendo artesanía bajo parasoles.
Los taxis todoterreno, dejando una nube de polvo tras de sí, se apresuran a llevar a la clientela a una playa situada en el norte. Nosotros también vamos en esa dirección, pero caminando pese al flamígero sol que se desploma sobre esta desértica tierra donde ya vislumbramos una serie de volcanes. Precisamente, uno de los cinco volcanes existentes en la isla es nuestra meta. La Montaña Bermeja posee unas inestables laderas rojizas, está coronada por una cruz de madera y hay unas hendiduras horizontales que, según atestigua un escrito en el libro de cumbre, meses atras fluyeron columnas de humo y en el aire se respiraba un fuerte olor a azufre. Sea como fuere, lo cierto es que desde la cima se disfrutan unas vistas que valen su peso en oro. A nuestros pies se extiende un territorio árido, dibujado por unos volcanes que rompen la monotonía de la llanura. La mirada se pierde en el océano, primero topándose con la isla de Montaña Clara y el Roque del Infierno; de inmediato, otea la isla de Alegranza, y quisiera adivinar también las islas Selvagens, pero eso ya no puede ser. La toponomía del lugar nos habla de un territorio que merece ser explorado con paciencia: Llanos de Majapalomas, Agujas Grandes, Punta del Bajío, Montaña Amarilla...

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