miércoles, 16 de diciembre de 2009

Atenas









En Atenas reina el caos. El claxón suena de manera espontánea como sinfonía de la urbe, y muchos peatones y conductores hacen caso omiso a los semáforos. Hay ruido y miríadas de personas como ejércitos de hormigas. Basta asomarse a cualquier colina para descubrir una gigantesca alfombra de edificaciones encerrada entre el mar y las montañas; un poderoso casco urbano levantado sin orden y con poco gusto arquitectónico.
Sin embargo, a pesar de los pesares, Atenas es capaz de subyugar incluso al viajero menos convencido. Para ello hay que mentalizarse de que la ciudad es como es, estresante y bastante anárquica, pero a la que hay que dedicarle tiempo para disfrutar de esos lugares que la hacen única en el mundo. Estamos en tierra de troyanos, dorios, persas, macedonios, romanos, de Homero, Sócrates, Platón, Alejandro Magno, Aristóteles y un largo etcétera. Grecia es cuna de la civilización moderna, de las matemáticas, la filosofía y el deporte. Atenas, en su día, fue el centro del mundo, lo que no es poca cosa y por lo que se merece el máximo de los respetos.
Gracias a los Juegos Olímpicos de 2004, la metrópoli mejoró bastante su imagen y en la actualidad los aledaños de la majestuosa Acrópolis son más agradables para pasear por sus calles peatonales. Cierto es que conviene venir a la ciudad fuera de temporada, cuando el calor no asfixia y no hay hordas de turistas. De esta manera, y sobre todo a primera hora de la mañana, el viajero podrá extasiarse ante el colosal Partenón o bajo las altivas columnas de Zeus Olímpico.
Insisto en que a Atenas hay que dedicarle bastante tiempo, porque muchos son sus atractivos: la Biblioteca de Adriano, la plaza Monastiraki, el encantador barrio de Plaka, el Estadio Panateneo, las colinas de Licabeto, Areópago, Filopappos y Pnyx, el cementerio del Cerámico, el Ágora y el Ágora romana, las callejuelas de Anafiotika, el formidable Museo Arqueológico, la plaza Sindagma y las estaciones de metro construidas en mármol y no sé cuántos yacimientos más... ¿Continúo?

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